domingo, 31 de enero de 2016

Félix Albo

Entramos a la biblioteca y nos encontramos en un pueblo de Alicante dónde la gente formaba su amor en torno a un pino. También había hogeras y tradiciones que emocionaban a todos los habitantes y recuerdos de los que Félix Albo nos hacía testigos.
De repente los pinos se transformaron en un solo manzano, era gigante y tenía un amigo, un niño que poco a poco fué creciendo y al que el manzano le ofrecía toda su ayuda, hasta al fin quedar siendo un simple tronco que no quedó satisfecho hasta que el niño, ya convertido en todo un hombre derramó sus lágrimas sobre él. De repente todo desaparecíó y la biblioteca volvía a estar ahi, con todo el mundo sentado en las sillas y Felix callado. Ya no sabíamos como sentirnos,  otros reían, otros lloraban y otros como yo se quedaron callados asimilando lo que acababa de suceder, asimilando la historia trágica con tono alegre que teníamos delante.
Después entró una niña  en la biblioteca, apareció con ella un  bosque, queria  cruzarlo  pero su madre se lo impedía. Al final la animamos y lo cruzó, la curiosidad pudo con todos. Al volver del final de bosque nos contó que alli se encontraba una mujer, de un aspecto horroroso pero con un pico de oro, todo lo que contaba se transformaba en imágenes. Volvería todos los días.
En el bosque aparecó tambien otra niña, pero esta tenía una capucha roja y se dirigía a casa de su abuelita. Nos contó que por el camino no paraba de encontrarse con un lobo, que lo único que quería hacer era sus necesidades tranquilo.
Fué increible, como se pasaba de un estado a otro, como las lágrimas de emoción se convertian en lagrimas de risa y los escenarios cambiaban continuamente sin saber si volveríamos al bosque o a un bar donde anunciaban en la tele un incendio a lo largo de la costa mediterránea.
Y esque no hay que tomarse la vida tan enserio ¡Hay que vivirla! Formar recuerdos que podamos contar en un futuro para entretener a la gente o simplemente sentir que hemos vivido.


miércoles, 20 de enero de 2016

El mejor trira de mi lirira.



Él me invitó al grapatel y craceté enseguida. Una vez en el grapatel fuimos al boliverante y pedimos hadada con muchos rofantes y farfalla. Nos la tragomimos y pedimos el petonte. Era una tafanta de clotante y estaba tilísima. Detimos una yopa de fito y él se clegantó y se puso de bordollas.  Sacó de su dibillo una sata y ¡era un janollo! A continuación dijo que si crazo fargarme con él y cracé enseguida. Era dormoso.
La semana que prochone nos fargamos y estamos muy palibes.

martes, 19 de enero de 2016

Ridícula amnesia.

Eran las 05:00, o almenos esa era la sensación que tenía.
Volví a cerrar los ojos e intentar dormir.
Me despertó una mujer que parecía conocerme, ya que no se cortó al quitarme la manta de un tirón y gritarme que me levantara, parecía tan convencida de lo que hacía que me impedió llevarle la contraria así qué me levanté, me vestí y baje a ver que sucedía.
Al bajar me encontré a un hombre leyendo el periódico, o no se había enterado que estaba allí, o le daba igual. Un chico, más o menos de mi edad, moreno, de ojos verdes y cara malhumorada estaba zampandose unas tortitas y quitando una de lo que parecía mi parte , la verdad es que tenía hambre y antes de que me  quitara todas las tortitas me apresuré a sentarme y a comer, las preguntas que tenia podían esperar a que tuviera el estómago lleno.
Al acabar el desayuno volvió a aparecer aquella mujer que me había desperatado antes, hasta entonces no me había fijado en sus enormes ojos verdes, se parecían a los del chico, pero eran incomparables. Ahora parecía más tranquila y amable que esta mañana. Nos dió lo que parecía un bocadillo envuento en papel albal, después un beso y nos dijo que nos dieramos prisa que sino perderíamos el bus hacia el instuto.Seguí al chico, que por lo visto se llamaba Alex y no le caía muy bien. Le pregunté como se llamaba la mujer y el hombre de dentro, me miró con cara rara y me dijo que me dejara de tonterias, no lo entendí, le debí de mirar raro ya que me respondió: - Agatha y Harry, tus padres, idiota-. Para mi gusto sobraba el 'idiota', pero eso no era lo importante: ¿mis padres?, estaba casi segura de la respuesta pero le pregunté -¿Entonces, tú eres mi hermano?-. Me miro mal, muy mal y me dijo -¿Pero qué coño te pasa?. Decidí dejarme de preguntas ya que Alex, mi hermano, no estaba de humor.
El día en el instituto pasó rápido y según había visto conocía bastante gente y mis notas en clase eran mejores de lo que me esperaba.
Al llegar, Agatha estaba en la cocina, cocinando supongo y Harry había pasado del periódico a la tele. Alex subió a su cuarto así que dedicí imitarle.
Entre a la habitacion, la cama estaba echa y todo muy bien ordenado. Desde luego yo no había sido.
Me acerqué al tocador que habia a la izquierda de la cama, y entonces comprendí todo, esos ojos no eran los mios, tampoco los rizos ni la boca ni la nariz, ese no era mi cuerpo.
¿Quién era la del espejo?, ¿Quién era yo, ¿Qué había pasado conmigo?