viernes, 9 de octubre de 2015

Todos los caminos son contigo.

Me decían que no era mía y lo sabía.
Sabía que era de otro, pero ansiaba tenerla en mis brazos cada segundo de vida.
Me moría cada vez que la miraba a los ojos pero, ¡Dios! Arte era que resucitara cuando me sonreía.
Cada vez que la miraba mis entrañas temblaban, cada vez que la veía sonrojarse me la imaginaba huyendo por una salida de emergencia.
Que yo escuchaba música triste, de corazones rotos, cuando ni siquiera me lo había roto, aún. Sin embargo, el dolor era tan infinito, que con una mirada, una sonrisa suya, mi corazón era un volcán en erupción escupiendo amor. Amor y amor.

Que yo no quiero ser tu amigo, que yo quiero besar tu cuello.
Grabar en mi mente lo que haces con tus manos cuando no tienes nada en ellas. Cómo juegas con tus dedos cuando estás nerviosa.
Que yo no quiero pasar noches en vela anhelando tenerte conmigo.
Quiero memorizarte cuando estás concentrada, cuando estás dormida y cuando miras al vacío.
Que yo no quiero que mi camino en el mundo acabe aquí. Que para eso no sigo.
Yo quiero caminar contigo a donde sea. 
Morirme en tu mirada y resucitar cuando me sonríes.






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